Costo
mucho encontrar aparcamiento, pero al final encontramos uno a unos cinco
minutos de casa.
-¡Papa!,
dile a Rodrigo que pare de morderme el brazo
Mi
estúpido hermano, siempre estaba amargándome el día que si no era
morderme el brazo, era esconderme los libros del instituto, etc.
Siempre se le ocurría algo para joderme, con doce años y se
comportaba como un crío de tres, y lo peor, mis padres siempre le
daban la razón a él
-María, que no es para tanto, solo tiene doce años.
Mi
madre (Carmen), pensaba siempre, que pasando de las personas que te
incordian, se olvidan y te dejan en paz, pero no siempre es así.
En
cambio mi padre (Antonio) decía que lo mejor era decírselo a ellos
o aun mayor.
No
se que era mejor la primera opción o la segunda.
-Bueno
familia, dejamos las maletas y nos vamos a un burger king ¿que os
parece?
-Si,
porque no compre la comida, no me dio tiempo con la mudanza.
-¡Genial
papa!
-Me
parece bien papa, el problema será María, ¡engordara aun más!
-¡Gilipollas!
-Tonta
-Anormal
Y
así durante un buen rato, mis padres tuvieron que intervenir para
que parasemos de llamar la atención, y lo consiguieron,
amenazándonos con no ir al parque de atracciones.
La
verdad que no se porque se empeñaba mi hermano en decirme gorda si
era un palillo, solo peso 49 kg.
Comimos
las hamburguesas y fuimos al parque de atracciones, había mucha
gente, y era precioso, en mi pueblo no teníamos uno, y pensar que lo
tendré "cerca" para ir con alguna amiga que me haga aquí.
En
cambio a mi hermano no le gusto casi nada, menos el " Revolution"
y el restaurante donde cenamos que se ubicaba enfrente de la
atracción llamada "el barco". Dijo que era una mierda porque era
todo para bebes. Y como no yo le ataqué.
A
las diez aproximadamente llegamos a casa, suerte que ya teníamos
muebles y todo bien limpio y recogido (la semana anterior vinimos a
limpiarlo). Mañana comenzaba el instituto así que venimos pronto
para llegar y dormir.
A
día siguiente me levante con el ruidoso sonido de mi alarma, espere
cinco minutos para despejarme y me levanté.
Eran
las ocho menos cuarto, y mi hermano ya estaba vestido, y había
desayunado.
-¿A
que hora te has levantado?
-A
las siete, ¡no tengo el culo tan gordo como tu!
-¡Vete
a la mierda!
-Me
tocó-Ya estoy en ella...
Estaba
muy nerviosa. Primero de bachillerato, compañeros nuevos, profesores
nuevos, todo nuevo...
-Miré en mi mapa del instituto donde tenía señalado con un circulo rojo
la que sería mi clase todo un año- 1º bach-C. ¡Aquí es!
Nada
más entrar vi la enorme clase que me había tocado, había gente de
todas clases. Pijos, chonis-canis, gamberros, nerds. Pero, ¿en que
grupo encajaba yo?, nunca me hice esa pregunta, ¿que estilo tengo
yo?...No lo se...
Escogí
un sitio situado en la fila central, asiento central. Porque los
nerds y los pijos se solían situar en los primeros sitios, y, los
gamberros y chonis-canis al final, y aun no se que tipo de amigos me
haré.
Mi
madre me dijo que fuera yo misma y que no me preocupara que haré amigos.
-Hola
soy nueva aquí.
Si,
me decidí por presentarme a una chica que estaba un poco apartada de
los demás y parecía sentirse sola.
-¡Hola!-me
sonrió, esa sonrisa me dio seguridad en mi misma- me llamo Laura.
¿De donde eres?
-Vengo
de un pueblo de aquí cerca, Alagón seguro que lo conoces.
-Si,
como no, es muy conocido.
-¿Y como que estas sola, eres nueva?
-No,
solo que aquí no encajo, todos tienen un estilo y un rollo en el que
yo no encajo.
-Bueno,
si te sientes mejor, yo tampoco.
Quise
cambiar de tema, ya que la conversación no era muy cómoda.
-¿Donde
te sientas?.
-En
ese sitio de ahí -señalo-.
-¡Al
lado del mio!.
Entonces
sonó el timbre de inicio de la primera clase.
La
tutora parecía maja, era licenciada en matemáticas. A los diez
minutos después de que sonara el timbre entro ella, bueno, ellos...
Raquel,
una chica bastante agradable a la vista pero con un aire de chulería
que no me gustaba nada, había repetido curso. Ella era rubia clara
teñida, ojos miel y con un piercing en el labio y en el ombligo. Iba
vestida con una camiseta de leopardo y unos vaqueros cortos con unos
botines negros de tacón. A simple vista se veía que era la abeja
reina de todo bachillerato (o el instituto), y la que hacía que los
chicos babearan con una simple mirada.
-¡Raquel!,
aquí tienes un sitio-gritaba Leticia (su mejor amiga)-.
Leticia
era similar a Raquel, un poco más alta, rubio mas oscuro y como no,
un piercing en la lengua.
Raquel
y Leticia se situaban tres asientos mas atrás que yo (ultima fila),
Raquel en mi fila y Leticia en la de la de al lado, ellas estaban
rodeadas de unos cinco chicos.
Sonó
la sirena que indicaba que la clase había finalizado.
Me
dirigía a mi clase de Francés, pero me pararon.
-¿Eres
la nueva no?-decía mientras me miraba de arriba abajo (Raquel)-.
-Si,
me llamo María.
-Que
guay, oye tía un consejo, no te hagas amiga de Laura.
-¿Que
te parece ir en el recreo con nuestro grupo?-añadió Leticia-.
-¡Genial!,
os espero en la puerta de mi clase.
-Ok.
¿Qué clase tienes?.
-Francés,
desdoble 4, en la segunda planta.
-Ok,
estaremos ahí, no te preocupes.
Entonces
un chico, que se llama Borja llamó a Raquel.
-Oye,
que me voy, ¿Ok? Y no te preocupes estaremos puntuales.
Estaba
impaciente en el primer día conseguí hacerme amigas, deseaba que
las horas acabasen para reencontrarme con ellas.
La
clase acabó, pero no estaban esperándome, decidí esperar un poco
más pero nada.
Pregunté
y por fin las localicé, en un rincón del recreo escondidas de los
profesores, con mas chicos y chicas, eso si todos chonis-canis y
gamberros al acercarme un poco una cortina de humo me nubló, si,
estaban fumando, pero estaba sola.
-Hola,
no vinisteis a buscarme.
-Ups!,
se me olvido-dijo Raquel-.
-todos
rieron-.
Eso
me dejo claro muchas cosas, así que opte por irme de aquel sitio.
-Una
cosa María.
Me
giré ilusionada, pensando que me iba a pedir perdón o que me
quedara con ellos, pero no.
-La
próxima vez no vayas enseñando la compresa, que se te salia del bolsillo. La cogí sin que te dieras cuenta, mientras Leticia te
hablaba
-¿Enserio
pensabas que íbamos a ser tus amigas?, pero, ¿te has visto tía?.
Me
marché sin decir nada, pensaba que hacía bien pero más adelante la
cosa no mejoró.